Si hay alguna forma de conseguir que el cliente compre un producto o servicio es a través del poder de la persuasión. Sin embargo, para persuadir a un cliente necesitamos tiempo y mucha dedicación, y eso no suele estar al alcance de todos.

Creer en nuestro producto

Lo primero que debemos hacer es estar convencidos de que el producto o servicio que estamos ofreciendo al cliente es el que realmente necesita. Si nosotros dudamos de los beneficios que le aportará, casi seguro que no transmitiremos la confianza y la seguridad que el cliente necesita, por tanto, no lograremos la venta.

La comunicación

A través de la palabra conseguimos crear una necesidad, despertando un deseo en el cliente para acabar ofreciendo la mejor solución con un producto o servicio.

También hay que tener en cuenta que en el mundo del marketing online el cliente suele comprar soluciones a problemas que muchas veces desconoce. Esto se debe al buen papel de la persuasión; pero cuidado con confundir la persuasión con el engaño.

Las emociones

No obstante, no es suficiente con decir al cliente los beneficios que obtendrá si adquiere nuestro producto o servicio, sino que necesitamos despertar sus deseos, crear afinidad, establecer un vínculo emocional.

Si logramos conectar con nuestro cliente, seremos capaz de conectar con sus emociones. Al final el ser humano suele actuar por emociones, por tanto, el objetivo es despertar en cada cliente la emoción más adecuada. Existen diferentes formas para activar las emociones: a través de los colores, imágenes, sonidos, etc. pero una de las más importantes son las palabras. Aquello de “una imagen vale más que mil palabras”, en la venta no suele funcionar.

Toda palabra está asociada a una emoción, pero no todos percibimos las emociones de la misma manera. Por este motivo es tan importante conocer a nuestros clientes, para así saber utilizar las palabras adecuadas. Hablamos de palabras del tipo: gratis, descuento, regalo, valor, beneficios, soluciones, seguridad, primero, experiencia, ganar, ahorro, limitado, atención, etc.

Y es que, si te paras a pensar, la mayoría de los impactos publicitarios que recibimos a lo largo del día contienen alguna de estas palabras; y funcionan. 

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