La humanidad desarrolla sus capacidades paso a paso, pero de vez en cuando se producen algunos saltos importantes fruto de la aparición de descubrimientos revolucionarios. Como lo fue el dominio del fuego, hace millones de años, la creación de la imprenta, hace cientos de años, o de la máquina de vapor, que generó la primera revolución industrial. Otro de esos hitos fundamentales fue Internet, hace apenas unas décadas, y posteriormente, su popularización entre los humanos que, en los próximos años extenderá su ámbito de aplicación a los objetos, lo que se ha dado en llamar IoT (por sus siglas en inglés), o Internet de las cosas.
En este siglo veremos otro de esos hitos del desarrollo humano que generará otro crecimiento exponencial. Es lo que se ha denominado la aplicación de la inteligencia artificial (IA) a las máquinas en colaboración con la robótica.
Pero existe un cierto problema que algunas películas ya han avanzado: el posible domino de esas máquinas inteligentes sobre los humanos, con menores capacidades intelectuales. Para evitar esa situación algunos científicos ya están ideando soluciones. Como la integración de la IA en la inteligencia humana.
Elon Musk, exitoso empresario de origen sudafricano, creador entre otras de la automovilística Tesla, o del sistema de pagos PayPal, está apostando, desde Neuralink, una empresa especializada en neurotecnología, por desarrollar ese acoplamiento, lo cual permitiría al cerebro humano procesar tan rápidamente como el más potente ordenador.
El objetivo principal de Neuralink es el perfeccionamiento humano, estableciendo su primer paso en el tratamiento de enfermedades cerebrales. Curiosamente su home page no se centra en explicar los datos fundamentales de la compañía, sino en el reclutamiento de científicos futuristas, de ingenieros de diversa tipología. Un cambio radical que es toda una declaración de intenciones de cómo se está diseñando la empresa.
No es la única firma que está apostando por esta especialidad de la biomedicina. Kernel, propiedad de Bryan Johnson, es otro claro ejemplo de por dónde están yendo las apuestas de futuro en esta materia. Johnson, fundador de la empresa de pagos en línea Braintree, que luego vendió a eBay, invirtió parte de esas ganancias en desarrollar Kernel, en 2016, donde ha destinado, de momento, 100 millones de dólares.
NeuroPace es otra empresa que ya ha empezado a vender implantes cerebrales para enfermos epilépticos. En el camino se han quedado proyectos empresariales similares como BrainGate o Nortjstar que no consiguieron la financiación suficiente para continuar sus investigaciones en este campo.
En definitiva, el campo de la bioingeniería cerebral y el desarrollo de tecnología implantable en las personas que lo necesiten es el próximo salto de la humanidad. El primer paso: la estimulación del cerebro mediante electrodos, ya es una realidad. El siguiente será los implantes de memoria con materiales que no sean rechazables por el tejido cerebral. El objetivo final es la fusión de ambas inteligencias, la simbiosis con las máquinas.
Para más información:
The Wall Street Journal: https://goo.gl/re5Nhw
Ars Technica: https://goo.gl/dAA1bZ
Wired: https://goo.gl/k44i6y
Elon Musk (Youtube): https://goo.gl/utgM5w
Dr. Joaquín Marqués
Twitter: @Quim_Marques
LinkedIn: www.linkedin.com/in/joaquimmarques