El inicio de un nuevo año es siempre un bien momento para reflexionar sobre nuestro futuro personal, sea inmediato o a largo plazo. También es buena ocasión para indagar en cómo pueden ir cambiando las tendencias en la sociedad. Constituye una ayuda en los procesos de adaptación a los cambios, tan difíciles de implementar en muchos casos. Esta inicial reflexión sobre lo que está por llegar, ayuda a nuestra mente en los procesos de adaptabilidad al conseguir que no sean tan repentinos, sino que penetren en nuestra sique de manera progresiva. También sirve para prever cambios de mercados, para vislumbrar nuevas vías de negocio, para analizar rentabilidades, etc. Quisiera apuntar algunos de ellos.
Verbigracia: el mercadeo con los datos personales va a continuar, con un incremento al alza. Los escándalos que se han conocido (tipo Cambrige Analityca) de utilización indebida de datos privados, puede reproducirse e ir a más con la fuga de datos desde otras plataformas como podrían ser Instagram, WhatsApp, etc. Y es que los servicios digitales necesitan cada vez más datos personales para potenciar sus acciones de microtargeting. Los datos cruzados de diferentes redes sociales permiten afina r más los perfiles de los usuarios.
Y es que debemos ser conscientes que no hay nada gratis. Los servicios que usamos de manera gratuita (por ejemplo, nuestro correo electrónico, pongamos un Gmail) los acabamos pagando de una u otra manera.
Frente a ese escenario ¿Están los usuarios dispuestos a prescindir de la gratuidad? No parece que esa sea la tendencia. Más bien al contrario. Si observamos los hábitos de consumo en la población y lo relacionamos con el uso de productos o servicios gratuitos (como por ejemplo el consumo de información, o la utilización de software) vemos que solamente una exigua parte está dispuesta a pagar por el acceso a medios de comunicación o programas informáticos de pago. La mayor parte apuesta por consumir software libre o informativos de televisión en abierto, pongamos por caso.
Aunque las administraciones públicas y los parlamentos legislen contra esa práctica de utilización indebida de datos personales (por ejemplo, el reciente Reglamento europeo de protección de datos) o los tribunales de justicia actúen duramente (por ejemplo, la sentencia 58/ 2018 del Tribunal Constitucional español) la tentación de seguir por ese camino, por el lucro que genera, es un factor muy poderoso.
Otra tendencia de futuro está ligada con los nuevos modelos de movilidad. Mucho se está hablando de la probable irrupción del coche autónomo en tan solo un lustro. Pero, mientras tanto, a la chita callando, otros vehículos irrumpen con fuerza en el panorama urbano, forzando la aparición de un nuevo segmento: la micromobilidad (como son los patinetes eléctricos), sin que nadie se percatara o anunciara su fuerte potencialidad. Una sorpresa que ha dejado sin respuesta regulatoria, de momento, a las autoridades. Una tendencia que va a seguir creciendo en 2019.
Por otro lado, los resultados de los principales fabricantes de teléfonos inteligentes de los últimos trimestres muestran un cierto estancamiento de las ventas de smartphones, sobre todo en los países occidentales, aunque se detecte aún cierto crecimiento en algunas zonas del planeta (en África y en algunos países de Asia y de Latinoamérica). Para conseguir seguir vendiendo ‘móviles’ a los occidentales, la innovación tecnológica es un factor esencial (la apuesta por las pantallas flexibles y/o enrollables, es un ejemplo, y la duración de las baterías, otro).
Seguro que me dejo otros, como la implantación y desarrollo del 5G, que puede potenciar el Internet de las cosas (IoT), a medio plazo, o la popularización de la inteligencia artificial en el uso doméstico, gracias al machine learning, de lo cual ya vimos algunos ejemplos en 2018 con los asistentes virtuales (¿recuerdan Alexa de Amazon?). Pero esos serán temas a desarrollar en próximos artículos.
Dr. Joaquín Marqués
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