Con el emprendimiento en pleno auge todo el mundo quiere aventurarse con su proyecto, pero a veces pecamos de desconocimiento.

El primer paso antes de emprender es ser plenamente consciente de ello; el camino que queda por recorrer es largo. El tiempo es limitado, así que la decisión de poner en marcha nuestra idea o no, puede ser la más difícil e importante.

Una vez encaminados, nuestra curiosidad, pasión, motivación, lectura, etc., pueden ser claves para definir el objetivo con el que ayudemos al consumidor aportándole un valor añadido. Obviamente, la idea tiene que motivarnos ya que nos tocará invertir muchas horas. Por lo tanto, no sólo bastará con identificar algo que realmente nos agrade, sino que también tengamos un cierto conocimiento. El actual consumidor es muy exigente.

El tercer paso es la formación de un buen equipo. Ya lo dicen, “si quieres ir rápido, camina solo; pero si quieres llegar lejos, camina acompañado”.

Pero, ¿cómo formamos un equipo? Más allá de sus habilidades y experiencia, también hay que tener en cuenta los valores, emociones y motivación por el proyecto. Compartir los mismos valores y que se identifiquen con el proyecto. Muchas veces el problema está en que empezamos a buscar skills en lugar de los valores e intentamos compensar la motivación a base de salario. No obstante, a la larga esa persona inevitablemente se irá desmotivando.

El cuarto paso del emprendedor es, posiblemente, el más difícil: buscar financiación. Es complicado emprender sin tener cierta libertad financiera, y eso no significa ser rico. Una persona que tiene menos posesiones pero no tiene cadenas en cuanto a hipotecas, préstamos, etc. tiene un grado mayor de libertad financiera que otra persona hipotecada. En el caso de no tener recursos propios, una buena alternativa es buscar inversores.

Está claro que a lo largo de la vida de la empresa habrá que ir añadiendo los conocimientos suficientes que se necesiten. Por lo tanto, aportar las skills (habilidades) necesarias para el desarrollo del proyecto puede ser el quinto paso. El aprendizaje es clave.

Generalmente el emprendedor se toma la vida como un camino de aprendizaje, una actitud vital, no existe el fracaso sino el aprendizaje. Crecer como persona y como profesional. Es más, en Estados Unidos, un país con una enorme tasa de emprendedores, el fracaso está bien visto. Se considera una experiencia muy valiosa para los próximos negocios. ¿Emprendemos?

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